El paso del tiempo se manifiesta en nuestra piel a través de las líneas de expresión, las arrugas y la flacidez. Aunque no todas las pieles son iguales ni han sido cuidadas de la misma manera, todas manifiestan de un modo u otro el transcurso de los años.
Un buen estudio, un diagnóstico acertado y un tratamiento adecuado pueden ayudarnos a recuperar el buen aspecto.
¿Cuáles son las zonas que más sufren?
Factores genéticos, ambientales y de hábitos y cuidado tienen una gran influencia en cómo envejece nuestra piel.
Los primeros signos de envejecimiento suelen ser unas arrugas finas orientadas en una sola dirección localizadas en las zonas de mayor expresión, zonas en las que hay más actividad muscular o se producen gestos repetitivos.
Por eso las zonas que antes se marcan son el contorno de los ojos (patas de gallo), entre las cejas (entrecejo), alrededor de los labios (código de barras) y desde la boca hasta la barbilla (líneas de marioneta).
El trascurso de los años vuelve más profundas esas arrugas, que se quedan más marcadas y se cruzan entre ellas.
Tipos de arrugas
Las arrugas se clasifican en tres tipos:
– Arrugas estáticas: se corresponden con los pliegues naturales de la piel y aparecen debido a la pérdida natural del volumen del tejido, de colágeno y de elasticidad. Se marcan con la edad por el movimiento repetitivo de los músculos y eso hace que sean visibles incluso en reposo.
– Arrugas dinámicas: comienzan a aparecer en torno a los 25 años y son las llamadas “arrugas de expresión” porque tienen su origen en los movimientos fáciles repetitivos como sonreír, fruncir la boca, entrecerrar los ojos o fruncir el ceño.
– Arrugas gravitatorias o flacidez: son consecuencia del proceso de envejecimiento, ya que responden a la pérdida de colágeno y elastina de la piel, que va cayendo por efecto de la gravedad. Suelen aparecer a partir de los 40 años y envejecen el rostro de manera importante.
¿Cómo puedo ralentizar el paso del tiempo?
Actualmente, existen muchas maneras de devolver a nuestra piel la luminosidad, tersura y firmeza.
Podemos tratar las arrugas de manera completa y con resultados naturales combinando tratamientos como el ácido hialurónico, los hilos tensores, la bioestimulación o los neuromoduladores.
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